GJ Kim, Corea
Me sorprendo de verme hablando acerca de la Biblia y de Dios. Nunca antes hubiera imaginado esto. Una vez pensé que no podía existir Dios en este mundo donde hay muchos enfermos, pobres y desafortunados.
Un día, encontré a dos ángeles que asistían a la Iglesia de Dios. Yo no tenía interés en las palabras de la Biblia que ellas me predicaban. No podía creer en la existencia de la Madre celestial. Pero quería tener una buena relación con personas afectuosas, y les pedí que me consideraran como su hermana menor. Ellas realmente cuidaron de mí, que actuaba como quería, como si lo hicieran con su verdadera hermana. Los miembros de esta iglesia se veían muy confiables.
Tiempo después, las dos hermanas me dieron unos libros, pidiéndome que los leyera cuando tuviera tiempo. Leyendo los libros, llegué a pensar seriamente en la Madre celestial. Después de dar a luz a mi primera hija, comprendí lo maravillosa que es la maternidad. Llegué a pensar que puede existir la Madre celestial así como todos los humanos y también los seres vivientes del mundo tienen sus madres.
A fin de satisfacer mi curiosidad, aprendí nuevamente las palabras de la Biblia. Esta vez, sentí que las palabras de Dios eran mis propios asuntos. Ya que las palabras que estudié echaron raíces en mi mente, empecé a guardar los cultos. Aunque a veces dudaba: “¿Realmente estoy en el camino correcto?”, me convencí de que este es el camino de la verdad cuando estudié más la Biblia. Guardando las fiestas de otoño, comprendí que Dios escucha mi oración y me concede abundantes bendiciones cuando le pido seriamente, y que nada puede cambiarse por la misión del evangelio. Cuando oré sinceramente a Dios después de decidirme a predicar el evangelio, Dios me permitió la situación propicia.
Prediqué la palabra de Dios a mi hermana mayor, pues quería que recibiera la promesa de la salvación. Mi hermana que asistía a una iglesia protestante, se preocupó por mi fe religiosa y trató de impedir que asistiera a la iglesia. No obstante, le prediqué la verdad sin rendirme. Luego, ella quedó sorprendida y asistió al culto del día de reposo. Pero no aceptó al Espíritu y la Esposa que vinieron en la carne, como yo lo hice antes. Sentía que el cielo se caía y lloraba cada vez que pensaba en mi hermana.
Me reuní con mi hermana, pensando que esta sería la última oportunidad. Después de estudiar las palabras de la Biblia calmada y ordenadamente, recibió la bendición de una nueva vida. Ella dijo con lágrimas: “Aunque he sido obstinada porque la iglesia a la que asistía antes durante mucho tiempo pesaba sobre mí, ya no puedo negar la verdad”. Al ver a mi hermana guardando su fe, guiando a sus hijos a Sion, sentí que había obtenido el tesoro más valioso del mundo.
Predicando el evangelio, siento que Dios me bendice con una bendición más grande incluso por mi oración y obra débil. Solo doy gracias a Dios. ¿Qué habría sucedido si no hubiera encontrado a la Madre celestial? Podría haber vivido como una flor silvestre sin nombre que florece y se seca sin saberlo, y me habría alejado de la salvación para siempre. Dando gracias al Padre Ahnsahnghong y a la Madre celestial por concederme una nueva vida, moveré mis pasos diligentemente para encontrar a los miembros de mi familia celestial.
El tesoro más valioso es Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre
Después de encontrar a Dios verdadero en la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial mi vida ha cambidado. Porque mi proposito de mi vida ha cambiado.
Yo también nunca penso en que de verme predicando a Dios. Pues, yo era egoísta. Ya que tenía cierto proposito de mi vida, solo vivía para mi misma.
Sin embargo, cuando Dios Madre me dio su gran amor, podía entender el reino de los cielos, donde viviamos juntos con alegría y felicidad y quién soy yo.
Me sentía que buscaba el más gran tesoro. Ahora no puedo estar sin hacer nada. Debo predicarles este evangelio del nuevo pacto a los que viven sin conocer al Padre cristo Ahnsahnghong y a la Madre celestial.
La vida de esta tierra no es todo de nuestra vida. Porque eramos los hijos de Dios Padre y de Dios Madre y vivíamos en el cielo. Comprendiendo el evangelio del reino de los cielos debemos regresar al cielo. Los que viven en esta tierra con mucha pena y el sufrimiento deben conocer a Dios Padre y a Dios Madre quienes son creadores de nosotros y son los que nos dan la vida eterna gratuitamente en esta última época.
Vengan a la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial y encontren el tesoro más valioso del mundo de esta época.
Dando gracias al Padre Ahnsahnghong y la Madre celestial también me empecè mi camino de la fe hacia el reino de los cielos en la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial. Quiero seguir mis padres celestiales dondequiera que me lleve hasta el fin!